RELACIÓN
E IMPORTANCIA ENTRE LAS COMPETENCIAS Y LA ÉTICA DE UN EMPRENDEDOR
A
diario encontramos cómo las empresas
mantienen su tendencia a favor o en contra respecto a las condiciones
económicas de las mismas.
Y
es que, la perspectiva que en nuestra sociedad se tiene del buen funcionamiento
de las empresas, está basado mayormente en que tales compañías cuenten con
personal profesional técnicamente capacitadas en algún tipo de conocimientos,
bajo el ordenamiento de un gerente exigente, serio, poco altruista pero
decisivo en el momento de hacer realidad sus proyectos, demostrando sus
habilidades de empresario competitivo. Pero el desempeño de una empresa no
recae del todo sobre las condiciones profesionales de quien la administra, sino
también del comportamiento de la empresa definida como grupo de trabajo.
El
comportamiento de una persona se evalúa desde la perspectiva personal. La ética
es esencial para mantener un ambiente que suscite al trabajo colaborativo. En
una persona, la ética es la base de la que se rigen sus comportamientos y
actitudes y están involucradas una serie de situaciones personales como la
religión, condición social, económica, entre otros aspectos que forman la ética
de la persona. Por otro lado, las competencias con aquellas habilidades,
destrezas y conocimientos que posee un individuo y que las emplea para
desarrollar labores diarias. De esta manera, se puede hablar que las
competencias y la ética son
comportamientos de las personas.
Para
un emprendedor, desarrollar estas dos características es supremamente
importante ya que por el lado de las competencias, ésta demuestra las
capacidades y las condiciones que se encuentra para desarrollar cualquier tipo
de actividades permitiendo un desempeño de mayores características y puede
estar a rendir en su máximo nivel con respecto a las exigencias laborales.
El
direccionamiento que un emprendedor ético le da a su empresa está diseñado para
el buen funcionamiento regido bajo aspectos morales y de respeto. Es tan
importante que un emprendedor desarrolle y genere un ambiente ético y
competitivo en la compañía, como lo es pensar en la innovación de productos, pues si lo vemos desde un punto
estratégico, la empresa va a estar regida bajo una serie de normas que le
permitirá estar en un equilibrio moral por parte sus empleados, con un
compromiso altamente ético, moral y humanista, lo que le permitirá a él y todo
el grupo de trabajo, tener un gran rendimiento laboral.
Pero
si no se cuenta con la suficiente ética y competencias para direccionar,
tenemos la capacidad de aprenderlas. La formación, así como la calidad de ética
y las competencias, se desarrollan desde casa o simplemente vienen ligadas a la
personalidad de cada quien; pero el hacer un profundo análisis personal y el
aprender a conocer nuestro areté para evaluar la carencia de valores
individuales o habilidades y destrezas y de esta manera buscar la manera de formarse.
Y si no se poseen estas características, ¿por
qué aprenderlas? Es aquella verdad y justicia, la que las personas, como
consumidores, desean encontrar en todas las compañías que ofrezcan un servicio
útil y completo que al ver que llenas
sus expectativas, genera beneficios de crecimiento para las compañías y a la
misma vez confianza. Y es aquella verdad y justicia, por las que como personas
emprendedoras debemos regirnos al emprender nuestros proyectos.
Valentina Provitali Carrasco
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